LUIS MONTES, MÉDICO Y EX JEFE DE URGENCIAS DEL HOSPITAL DE LEGANÉS
"La sedación terminal no debería ser sólo para pacientes oncológicos"
El ex jefe de Urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés defiende que la «buena muerte» se extienda a enfermos que padecen otras dolencias

- ¿Qué es una muerte digna?
- Hagamos un poco de memoria. ¿El hospital Severo Ochoa había recibido quejas de algún familiar de un paciente antes de que en 2005 la Comunidad de Madrid les acusase de sedaciones irregulares?
- Nunca hubo una reclamación. De hecho, la Consejería de Sanidad estuvo localizando de forma desesperada y obsesiva a todos los familiares de pacientes que murieron en Urgencias en aquella etapa después de abrir la campaña mediática con las acusaciones de 400 homicidios por sedaciones irregulares. Solamente encontraron a una familia, cuya demanda fue archivada por un juzgado de Leganés. En aquel auto no sólo se ensalzaba el buen hacer del médico que atendió al paciente, sino que se llegaba a decir que hubiera sido una crueldad no sedar al paciente.
- ¿Qué efecto tuvo la acusación en el hospital?
- ¿Qué sintió cuando le tacharon de homicida?
- Escribió un libro en el que avanza la teoría de que la denuncia fue una maniobra de distracción de la Consejería de Sanidad para realizar una reordenación hospitalaria que favoreciese al sector privado.
- Durante todos estos años no hemos parado de preguntarnos por qué ocurrió aquello. Las respuestas surgen al analizar las estructuras económicas e ideológicas que resultaron favorecidas por el escándalo. Llegamos a la conclusión de que fue claramente una campaña de desprestigio de la Sanidad pública. Durante el periodo de la campaña mediática la consejería hizo las concesiones públicas de las construcciones de ocho nuevos hospitales, uno de ellos de iniciativa totalmente privada. Como todo giraba en torno al escándalo de las sedaciones no hubo ningún debate sobre aquella transformación. Fue una gran cortina de humo mientras se ponía la Sanidad pública en manos de empresas privadas.
- Volvamos al presente. ¿En qué casos se aplican los cuidados paliativos?
- Hoy en día son una prestación restringida a los pacientes oncológicos, que representan sólo un veintitantos por ciento de las causas de muerte en España. Son por así decirlo un privilegio reservado a los casos de cáncer. Cuando un tumor se extiende y alcanza a órganos vitales llega el momento de los cuidados paliativos para que el paciente tenga el máximo de calidad de vida en ese tramo final. Pero eso es algo que habría que hacer con todas las enfermedades. Una dolencia degenerativa del sistema nervioso, una enfermedad crónica terminal del aparato respiratorio o del circulatorio tendrían que tener el mismo nivel de prestaciones.
- ¿Debería haber una regulación por ley del derecho a los cuidados paliativos o del derecho a la muerte digna?
- ¿A quién le corresponde tomar una decisión cuando una persona está en esa situación terminal? ¿A la familia, al médico, al propio paciente si está consciente...?
- Es una lástima que no se haya hecho un mayor desarrollo pedagógico de la Ley de Autonomía del Paciente, que contempla el testamento vital. Si lo tenemos hecho no hay más que hablar porque ahí queda recogida nuestra voluntad. A mí me parece una crueldad plantear a un paciente que está consciente un consentimiento para que firme en el momento de la agonía. Normalmente se habla con él y se produce una confirmación relativa. No se le plantea en términos de 'despídase de la familia que se va a quedar dormido', sino que se le dice 'está usted muy cansado' o 'ahora necesita descansar' y él de alguna forma acepta. Desde luego los que siempre dan su consentimiento son los familiares y los amigos. Pero todo se simplificaría mucho si se extendiese el testamento vital.
Fuente: El Diario Vasco.
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